martes, 24 de marzo de 2009

Señuelo


Lo buscó por todo Santiago, como si el smog al que se había desacostumbrado no tuviera sentido si no respiraban en el mismo cuarto. Miró los trenes de los metros cercanos, pero sólo habían desconocidos. Con una excusa razonable, pasó por el paradero de su casa... sólo estaba el mismo borracho de siempre. ¿Quién cresta le había dicho que el mundo era un pañuelo?. Su micro se cruzó con la de él en algún momento, pero estaba muy preocupada mirando hacia el otro lado, porque justo a esa hora suponía que el vendría de vuelta. Se miró al espejo y se pintó los labios, como los pajaros en celo cuando ponen señuelos. Lo había visto en un canal de animales, pero no estaba segura de si era azul o rojo. Habló sola un rato. En verdad con él... le hablaba imaginariamente cada vez que se desaparecía.


Sabía que tenía que irse a su casa, pero inconcientemente bajó de la micro y tomó la que iba hacía el otro lado. Pocas veces había ido a visitarla, pero recordaba perfectamente la plaza grande por la que ella pasaba todos los días. No tenía ganas de verla, simplemente sentía un particular impulso a correr el riesgo de hacerlo y después esconderse. Saco los audifonos del pantalón y pusó la música muy fuerte... nunca le había gustado mucho eso de hablarse solo. Caminó un buen rato, sin sacarse de la cabeza a esos pajaros ladrones de azul.


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