miércoles, 11 de marzo de 2009

Ocaso

El agua salada me escurría por los dedos y la arena se me metía entre las uñas para no salir jamas. Me preguntaba recurrentemente que hacía yo hace tanto tiempo metida en el cemento sin sentir ese olor a pescado mezclado con sal. Mi cabeza respondió rapidamente, pero no la dejé dar respuestas estupidas y sentimentales; así que simplemente dejé de hablarme y me concentré en el sol que se ponía. Me miré desde afuera... era una linda foto. Me miré desde adentro y entendí que hace tiempo no era tan feliz. ¡Me quedo a vivir!, pensé rapidamente, sabía que no lo iba a hacer, pero se sentía lindo sonreir de verdad después de tantas palabras inconclusas y cubiertos sin casa.